DESDE EL PUNTO DE VISTA PSICOLÓGICO
Generalmente se trata de personas introvertidas que tienden a aislarse del resto. El centro de sus pensamientos suele ser “tengo que adelgazar y estudiar o trabajar mucho para ser él o la mejor y tener un cuerpo perfecto”-. Sienten que no se les quiere, que la gente les mira y se burlan, o que no se les hace caso, cuando en realidad son ellas las que rechazan la ayuda.
La bulimia nerviosa suele afectar a personas inseguras, que no se sienten satisfechas consigo mismas y que se obsesionan por la comida y por el peso corporal. No se la debe confundir con periodos en los que a veces muchas personas asocian sentimientos con la comida – ansiedad -aumento del apetito, tristeza -pérdida de apetito -…
La enfermedad se caracteriza por la conducta de comer grandes cantidades de alimentos en un espacio corto de tiempo (atracones), seguida casi siempre de mecanismos compensatorios: vómitos o purgas e hiperactividad, con intensos sentimientos de culpabilidad y autodesprecio, un círculo vicioso difícil de cortar, pero no imposible.
Pueden desencadenarse por diferentes motivos pero destacan entre ellos los estados emocionales adversos, las dificultades en las relaciones y la sensación de hambre debida a las restricciones en la alimentación practicadas durante el día. La edad de inicio suele ser más tardía que en la anorexia. Los atracones y vómitos se producen a escondidas. Es común el uso de laxantes, diuréticos y productos adelgazantes.
A diferencia de la anorexia, el aspecto de las personas afectadas suele ser saludable; peso normal o incluso sobrepeso, difícil de detectar exteriormente. Se padece un fuerte temor a no poder parar de comer de forma voluntaria y se muestra una muy escasa capacidad para controlar los impulsos, lo que a veces ocasiona problemas con el alcohol, las drogas y en la conducta sexual. Cambia el carácter; surgen periodos de depresión, sentimientos de vacío interno…
¿CÓMO COLABORAR EN LA PREVENCIÓN DE ESTAS ENFERMEDADES?
Es preciso que intervengan conjuntamente la propia familia, los centros docentes, instituciones oficiales y los medios de información.
Con respecto a la población general, es fundamental tomar conciencia del relativismo de los cánones de belleza -la belleza no da la felicidad-, del peligro que entraña realizar dietas sin control profesional, de la obsesión por el peso y la figura (cada persona es diferente). De ahí la importancia de tener unos buenos valores humanos que son lo realmente importante, y así mismo, intentar mantener unos adecuados hábitos de alimentación en casa.
¿QUÉ TRATAMIENTO ES EL MÁS ADECUADO EN LOS TCA?
Depende de la gravedad y del estadio de la enfermedad, pero cuanto antes se detectan, mejor pronóstico tienen. Puesto que el origen es multicausal, la terapia debe incluir medidas encaminadas a resolver las posibles complicaciones orgánicas, un plan de recuperación de peso en caso necesario y de reestructuración de hábitos dietéticos, psicoterapia personal y/o familiar, y en algunos casos, tratamiento farmacológico. La terapia puede ser ambulatoria, o si la enfermedad está muy avanzada y necesita intervención drástica, hospitalario.
En caso de intuir que se está desarrollando la enfermedad, acudir al médico para que nos oriente y proponga un tratamiento y establecer contacto con asociaciones de TCA y/o grupos de autoayuda. Gracias a los grupos; los familiares y también las personas afectadas, asumen mejor el problema, toman mayor conciencia de que se trata de una enfermedad, comprueban que no están solas, se sienten más comprendidas y arropadas, comparten sus logros y ayudan con ello a otras personas que están pasando por la misma situación, lo que da gran satisfacción personal.
Desde el punto de vista dietético y nutricional, se explicará la importancia de llevar a cabo una alimentación variada y completa, tomando diariamente la cantidad suficiente de alimentos básicos, necesarios para el buen funcionamiento de nuestro organismo.
– Variar al máximo la alimentación, incluyendo alimentos de todos los grupos básicos.
– Distribuir la alimentación en tres comidas principales (desayuno, comida y cena) e incluir alguna colación a media mañana o como merienda y no saltarse ninguna.
– Respetar los horarios de comidas de un día para otro.
– Comer poco a poco, masticar bien, en ambiente relajado y sin interferencias (TV, radio, etc.), y a ser posible en compañía de amistades o familia (comida y cena).
– Hacer de las principales comidas un momento de encuentro y convivencia agradable.
– Incluir cada día lácteos (0,5 litros de leche y/o derivados), cereales y patata, verduras (a ser posible una cruda en forma de ensalada) y frutas (2 piezas mínimo, tratando de que una de ellas sea cítrica o rica en vitamina C); a la semana, igual frecuencia de pescado que carne, no más de 6 huevos y arroz – pasta – legumbre, 2 ó 3 veces por semana.
– Otros alimentos como embutidos, dulces, bollería y repostería, snacks dulces o salados, bebidas azucaradas, etc., se recomienda consumir ocasionalmente o en pequeñas cantidades.
Comentarios
Publicar un comentario